Una de las primeras acciones posterior al golpe de Estado de Augusto Pinochet, fue la imposición en Chile del modelo neoliberal, allí fue donde se dieron los primeros experimentos en nuestro continente, sobre privatizaciones de los servicios públicos y la educación no se escapó de ello.
Cuarenta años después los estudiantes chilenos han recuperado parte de la gratuidad de la educación y la lucha por el rescate de ese derecho para el pueblo por parte de las juventudes chilenas continúa latente, al grado que el pasado 24 de mayo un grupo de Estudiantes irrumpió en la Casa Presidencial, para exigir a la presidenta Michel Bachelet el cumplimiento de sus demandas.
En Honduras la educación y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH, ha sido llevada de forma deliberada, primero a una crisis económica y luego sometida a una campaña de desprestigio, para terminar el asalto a la máxima casa de estudios por personas ligadas a los Chicago Boys, inspiradas en la filosofía del general Augusto Pinochet.
Desde entonces la universidad ha sido privatizada paulatinamente y convertida en un espacio donde el predomina el pensamiento único, en casi todos los espacios universitarios. Han convertido la UNAH en una mercancía más del libre mercado, en la que predomina el márquetin como si se tratara de objeto más que hay que vender, no obstante que funciona con fondos públicos.
Por estrategia de control y consolidar el asalto neoliberal, han responsabilizado a estudiantes de todos los problemas habidos y por descubrir. El mismo discurso criminalizador de los jóvenes de los barrios pobres de los politiqueros de turno. Con el discurso de la culpa se eliminó la paridad estudiantil, no se han permiten elecciones libres, se ha nombrado de dedo a los representantes al Consejo Universitario y se le han cerrado las puertas más de cien mil jóvenes pobres, a quienes se les ha negado el derecho a educarse y superarse.
Las autoridades utilizan el derecho penal para perseguir, criminalizar, realizan juicios sumarios sin derecho a defensa y con artimañas, acorralan a los jóvenes, con la impunidad y la protección que les da el poder de ser haber sido patrocinados por quienes tienen el control del país desde los grupos facticos y políticos del país, sobre todo posterior al golpe de Estado.
Borrachas de poder las autoridades acusan a los jóvenes de violar los derechos humanos, cuando el derecho internacional de los derechos humanos establece que son los Estados los que violentan los derechos humanos, por consiguiente las autoridades de la UNAH entran en esa categoría.
A la luz de la doctrina de los derechos humanos, las actuales autoridades son responsables de las agresiones y de las graves violaciones a los derechos humanos, que se han cometido cada vez que la policía hace un uso desproporcionado de la fuerza contra los estudiantes, hechos y consentidor es lo mismo.
Si es cierto lo que dicen que los estudiantes son una minoría, pues en una democracia las minorías tienen derecho a ser escuchadas y ser atendidas sus demandas, porque se trata finalmente de cómo se gastan los presupuestos públicos.
No es aceptable que en lugar de dialogo y cordialidad las autoridades únicamente ofrezcan el garrote, que ante los reclamos justos la respuesta sea la soberbia, la descalificación y acusaciones falaces.
Tenemos derecho a que la Universidad sea un espacio de debate, no de disparos, ni de garrotes, mucho menos que se torture a los jóvenes más de tres horas lanzándoles gas pimienta.