Hannah Arendt fue una filosofa y politóloga de origen judío-alemán que ha influido en el pensamiento filosófico y político de finales del siglo pasado y aún tiene un impronta decisiva más en el terreno politológico que el meramente filosófico. Como se sabe la tradición filosófica siempre ha traído una filosofía política explícita desde la fundación de la filosofía en la antigua Grecia, comenzando con los grandes sistemas platónicos y aristotélicos y algunos dirán con el surgimiento del humanismo y de la especulación de la ética con Sócrates. El desarrollo de la filosofía política se preguntará por el ordenamiento de la polis, la naturaleza societal del hombre, su capacidad intersubjetiva para desarrollar un capacidad de relación a lo que Aristóteles dirá que el hombre es radicalmente un ser, o un «animal político» . Es decir un animal que construye una realidad paralela a la realidad natural, pero dicha realidad creada por el hombre será irreductible a un estatus político construido por el Zóon politikon. Con el advenimiento de la democracia en Grecia Arendt dirá que el logos, es decir la racionalidad devendrá en racionalidad política, es realmente en Grecia que surgen las primeras cuestionantes sobre la «cosa pública», la polis griega será una cuestión diametralmente a las complejidades de la política contemporánea donde la irrupción de la ciudadanía, república y democracia será los conceptos teóricos sobre los cuales se centrarán los grandes debates pero Arendt estudiará un concepto, el marcará la existencia del siglo XX a saber: el totalitarismo. Hannah Arendt nace en 1906 y muere en 1975, estudió filosofía en la Alemania de la república de Weimar con profesores como Edmund Husserl, Martín Heidegger y Karl Jaspers, este último será su director de tesis doctoral la cual versará sobre «El concepto de amor» en San Agustín. Arendt desarrollara una filosofía que girara en torno a las filosofías de la época, como el existencialismo pregonado por Heidegger y el existencialismo cristiano de Jaspers, serán determinantes en la constitución Arendtiana de una futura ontología política. Hannah Arendt de origen judío vivió en carne propia el totalitarismo nazi-fascista lo que le motivó profundamente a que ella le dedicara un estudio profundo no solo al totalitarismo nazi-fascista sino al totalitarismo estalinista como fenómenos análogos pero de distinta naturaleza al mismo tiempo. Arendt pasará a la historia y al pensamiento como una filósofa, etiqueta a la cual ella rehuía ya que prefería ser catalogada como politóloga ya que casi toda su producción teórica se centrará en el pensamiento y problemática política de la contemporaneidad. Antes que publicara sus famosos libros como Los orígenes del totalitarismo, La condición humana, y Sobre la Revolución, obras que escribió en el idioma inglés ya que en 1951 adquirió la nacionalidad estadounidense ya que había sido despojada de la nacionalidad alemana siendo apátrida por un buen tiempo. Sus escritos sobre el existencialismo o la filosofía existencial, un estudio sobre la obra de Martín Heidegger y Albert Camus, sobre Heidegger negara la posición nihilista de este y sobre todo tratará de superar la concepción de muerte en Heidegger, sobre lo cual negará que somos seres para la muerte, según Arendt vaciando la proclividad creadora del ser humano, el Dasein Heideggeriano evita los conceptos Kantianos de libertad, dignidad y razón. La gran novedad teórica de Hannah Arendt reside en su capacidad de aprehender las formas de la vida política y la condición humana y a partir de un multiplicidad de formas del pensamiento contemporáneo como la fenomenología y el existencialismo crear una nueva forma de analizar la política, o pensar la actividad política, dándole continuidad a la teoría política tal como se venía desarrollando desde platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás, Hobbes, Locke, Kant y Marx. En su obra La condición Humana Arendt vuelve a sus estudio sobre la formas fenomenológicas y ontológicas de Martín Heidegger con la cual ella asume una postura crítica y a partir de una lectura heterodoxa de «Ser y tiempo» hace una formulación existenciaria y ontológica de las categorías políticas que formarán parte de su sistema filosófico-politólogo , desde el cual ella estudiará tanto la conducta del individuo inmerso en una totalidad y arrojado al mundo en el cual como dirá Sartre desarrollará su conciencia como angustia y esta angustia tomara conciencia de su libertad como la aniquilación de esta en la nada. La condición humana, Arendt se aparta de la concepción filosófica con la cual se ha estudiado la política hasta sus estudios, ella dirá que los filósofos han estudiado la política y la naturaleza humana de forma esencialista, es decir que ella negará que el hombre tenga una esencia y una naturaleza fija, es decir inmutable, con esto coincidirá con Sartre el cual dirá que la existencia precede a la esencia, Arendt llegará a decir que no existe tal esencia, pues vacía al hombre de su carácter preponderantemente histórico, es decir dinámico. En 1961 Arendt asistió al juicio de unos de los hombres más cercanos de Adolf Hitler, Adolph Eichmann y sobre dicho juicio Arendt sacará profundas consecuencias teóricas, sobre todo hay que decir que la postura de Eichmann la impresionó mucho. De aquí Arendt saca conclusiones sobre el origen de lo malévolo y lo monstruoso y del porque alguien impulsado por un tipo de racionalidad llega a cometer determinados actos; un hombre que es un buen padre por la mañana, escucha a Mozart, gusta de buen teatro puede ser un sanguinario por la tarde y ejecutar eventos como el holocausto judío. La banalidad del mal dirá Arendt es una de las formas de como preludio a la irracionalidad o una de las tantas formas de la razón y he ahí su crítica a la «razón moderna». Es correcto que la obra de Heidegger creo un influjo en la obra de Hannah Arendt pero ya en su tesis doctoral «El concepto de amor en San Agustín» ya se dejara notar la cercanía de Arendt con su amigo y mentor Karl Jaspers con el cual la unirá una amistad y un intercambio de ideas. Karl Jaspers dirá Arendt había superado las cerrazones de la filosofía actual y sobre todo con su existencialismo; Jaspers desarrolla conceptos como “situación-límites, que Arendt incorpora a su armazón teórico, las situaciones –límites dirá Jaspers con esos momentos de inflexión humana y de la conciencia en la cual debemos afrontar asuntos como la muerte, la vida, el odio, la desesperación, la angustia, la nada, el tormento y la misma existencia como fenómeno de misterio, y por no saber abordar estas situaciones límites nos perdemos en el limbo de la alineación y de la mala fe. Hay que recordar que el existencialismo cristiano desarrollara de forma paralela otro vocabulario no des-esperanzador o trágico de la existencia humana, donde el hombre para el existencialismo cristiano no solo es un yecto arrojado a la nada y a lo absurdo productos de los malabares de azar. Con la publicación de «Los orígenes del totalitarismo» Hannah Arendt ingresa al panteón de los pensadores clásicos. El término totalitarismo ya había sido usado por autores como Giovanni Gentile, un intelectual fascista que uso el término en sentido aprobatorio y el historiador E. H. Carr en un sentido académico descriptivo. Hannah Arendt eleva el término de totalitarismo a un signo característico de nuestro tiempo, donde la banalidad del mal se mezcla con otras proclividades de la irracionalidad-racionalidad creando categorías un algo muy parecido a lo que diría Max Weber como los tipos ideales. En dicha obra hace un estudio exhaustivo sobre los mecanismos que posibilitaron la llegada de la monstruosidad y la irrupción de mal, sobre todo son importantes sus estudios del antisemitismo, como fenómeno de nuestro tiempo. Hay una postura de desencanto en Arendt en la forma en que la filosofía venía abordando la política, aquí algunas de sus palabras: Llama la atención la diferencia de rango entre las filosofías políticas y las demás obras en todos los grandes pensadores, incluso en Platón. La política nunca alcanza la misma profundidad. La falta de sentido profundo no es otra cosa que la falta de sentido para aquella profundidad en la que está anclada la política. Arendt argumentaba que la política venía siendo estudiada de forma fragmentaria por la filosofía desde posturas monistas, por eso ella insistirá en la caracterización ontológica de la condición humana como pluralidad, la pluralidad, es la esencia misma de la configuración de las relaciones humanas, y eso lo deja muy bien marcado desde sus estudios de la polis griega y sus estudios de la revoluciones norteamericana y las revoluciones contemporáneas, cuestión que dejará y teorizará en su libro Sobre la Revolución. Es necesario el estudio de esta filósofa y politóloga alemana, sobre todo su cuestionamiento al pensamiento filosófico académico el cual dirá, no comprender y trabaja la acción política de forma fragmentada y muchos de estos errores dirá Arendt se deben a errores de traducción del griego a los distintos idiomas europeos por los cuales pasó el mundo greco-romano. Es necesario estudiar el debate serio que tiene Arendt con la tradición occidental y sobre todo la filosofía política y el existencialismo . Vimos una época de estancamiento y anquilosamiento de la filosofía en términos generales y en nuestro país,(Honduras) esto no es la excepción, el pensamiento marxista que es el más degenerado y vaciado de sus constitutivos e intrínsecos conceptos de crítica social y radical de la realidad ha devenido en un forma de taldumismo y dogmatismo exacerbado donde el culto a la personalidad y la fetichización y reificación de la teoría suplantan la veracidad y la superioridad ontológica e histórica de los hechos. Es necesario retomar el hilo conductor de las grandes teorías, de los grandes pensadores y hacer una aprehensión crítica de las obras que podrían arrojar luz para desde los márgenes del pensamiento (Honduras) se comience a crear un praxis teórica para alumbrar el camino de la transformación.
Bibliografía:
Los orígenes del totalitarismo. Hannah Arendt
La condición humana: Hannah Arendt
La ontología política de Hannah Arendt»: Lucía Fernández-Flórez Hidalgo de Caviedes
La filosofía política del siglo XX: Michael H Lessnoff