La Filosofía de la Liberación, surgida en un contexto de Dependencia y en plena globalización capitalista neoliberal evoluciona a una ética de la liberación en la medida en que su máximo autor, el profesor Enrique Dussel- va descubriendo otros continentes de pensamiento como lo son Heidegger, Marx y Levinas. De Marx retoma y rescata su capacidad de crítica radical de las cosas, de Heidegger la critica a la ontología fundamental y re-direccionar la ontología a una filosofía de la existencia, de Levinas, la critica a la ontología occidental como filosofía primera encerrada en sí misma, una filosofía primera que pregona el totalitarismo del cogito y limita el encuentro con el otro, es decir, dificulta la alteridad; en ese sentido hay en Dussel un tránsito de la ontología a la metafísica, una metafísica de la exterioridad; cuestión que es totalmente novedosa en la historia de la filosofía y de la ética.
Dussel antepone a la categoría ontológica de “ser-ahí” de Heidegger como «ser en el mundo» la categoría de El otro y Lo Otro que no es otra cuestión que la Analéctica, que a pesar como el mismo Dussel lo dice, la categoría de “Ser-ahí” es la base fundamental para una filosofía de la diferencia, es al mismo tiempo, un callejón sin salida, y en este sentido es importante las críticas hechas en su momento a la ontología fundamental de Heidegger , y hablamos de X. Zubiri y el concepto de realidad que a Dussel le sirve para encontrarse con el concepto zubiriano de “persona” y la critica Levinasiana de “exterioridad” ante el de la filosofía occidental de “totalidad”. En este contexto de la guerra fría y la bipolaridad geopolítica Dussel se pregunta por el “Ser”, pero no es cualquier ser, no es el “Dasein”, como en Heidegger “el ser en el mundo” en Dussel es el “Ser latinoamericano” ¿Cuál es el lugar de Latinoamérica en la historia mundial?; es en este preciso momento del encuentro de Dussel con la historia. Estas preguntas van a crear mucha preocupación en el joven filósofo, historiador y teólogo Enrique Dussel que aún era muy heideggeriano al momento de hacer suyas estas interrogantes.
La lectura de Paul Ricoeur, en su primera etapa de su discurso se torna culturalista, con la ayuda del concepto de Ricoeur de “Núcleo ético-mítico” inicia sus pesquisas sobre cultura, subjetividad, historia, conciencia, mundo y algo muy importante en el pensamiento antropológico-teológico de Dussel que será “el dualismo de la cristiandad” y el “Humanismo semita” obras donde Dussel trata de responder, con una postura mas interrogadora, sobre el saber integral de lo humano. No hay que olvidar su libro “Las metáforas teológicas de Marx” donde Dussel explora el conocimiento bíblico usado por Marx para explicar el funcionamiento del modo de producción capitalista. Dussel al ser un teólogo, así como filósofo e historiador, su obra pues, demostrará una alta erudición e interdisciplinariedad epistemológica, así como sus preocupaciones políticas y económicas. El proyecto teórico de la Ética de la liberación, es el más ambicioso creado desde las naciones del sur; todo el escándalo creado por la Ética de la Liberación lo llevó a polemizar con filósofos como Paul Ricoeur, Vattimo, Habermas, Otto Apel, Rorty, C. Taylor. Las fuentes básicas de las cuales bebe Dussel es la filosofía europea, la filosofía latinoamericana y la sapiencia semita, en efecto su inquietud por una teología semita original terminaría por dar a su filosofía una impronta antropológica-escatológica existencial de carácter realista y hasta mesiánica. Todo esto porque la filosofía de la liberación se va creando al mismo tiempo que la teología de la liberación, la primera es la lectura ontológica de un “ser latinoamericano”, la segunda es una lectura cristológica de Latinoamericana desde el Antiguo y Nuevo Testamento, teólogos como Leonardo Boff, Ignacio Ellacuría, G. Gutiérrez, Jon Sobrino, y una lectura europea con teólogos como Moltmann y la Teología de la Esperanza, Karl Rahner y Paul Tilich. Los teólogos de la liberación buscaron postulados bíblicos como seculares para la liberación integral de individuo, tanto postulados encontrados en el Pentateuco y el Nuevo Testamento. El movimiento liberador que narra el libro de Éxodo (Ex, 20) narra la liberación de los judíos y la esclavitud a la cual eran sometidos, y es de ese pasado liberador que la “Teología de la liberación” explora y extrae sus propios postulados. Para Dussel al igual que los teóricos de la posmodernidad, la modernidad es una afirmación de una ontología de la dominación, y en esto Dussel se acerca a Max Horkheimer a la critica a la modernidad y la razón instrumental, aunque la crítica de Dussel parte desde América Latina, desde los países del sur, los explotados y es esta misma condición que nos pone en un lugar y un panorama mucho más claro para la critica a la modernidad y comprenderla mejor, mas allá de la post-modernidad.
La crítica de Dussel se asemeja a la teoría de los “Sistemas-mundo” (World-system) de I. Wallerstein, que explican las distintas fases que atraviesa la modernidad capitalista desde el descubrimiento de América y la “acumulación capitalista de capital (Marx). Es en esta dinámica que emerge el concepto de “pobre” como sujeto de ruptura y cambio, en este caso ya el ser no es un ente, sino que es un “alguien”, un “Ser-alguien” que es negado por el sistema, el pobre como el ser que es negado por el sistema-estructura, posibilidad de la ruptura con el sistema y su posible trascendencia y superación; el oprimido en Dussel no solo es una descripción narrativa de las causas de la explotación, sino como en él mismo Marx, y la clase obrera, el mismo sujeto de cambio. El condenado desde una totalidad que lo niega es el punto de partida para un llamado de justicia y solidaridad. En ese sentido el Pobre para Dussel es interpelación de mi sentido de justicia, es mi oportunidad de ir mas allá de mi Yo y a partir de ahí, se puede construir un horizonte utópico de ruptura con el sistema. El pobre es manifestación de exterioridad. La Post-modernidad parte de la “razón instrumental” que será llevada al extremo por G. Vattimo al pensamiento “Débil” , la oposición a los grandes relatos de la modernidad y su terminología emancipatoria a decir de Lyotard, Baudrillard y Vattimo es una postura que lleva al totalitarismo político, en este coincide la ética de la liberación y la post-modernidad, la modernidad llevaba en su mismo seno, otro gran relato que será su puno débil y terrorífico, siguiendo a la filósofa española Adela Cortina, la crítica no era al racionalismo de la modernidad, al menos no es si misma, sino a sus excesos, el exceso de racionalismo iba a llevar a pensar la técnica como el único modo de emancipación humana, la idea de progreso infinito, indefinido e implacable, llevará a la razón moderna a crear una razón instrumental, una razón que hará del ser humano un instrumento más para lograr cualquier cometido, en nombre de la “razón” las fuerzas monstruosa que suelen surgir en la historia crearan falsas ilusiones, El Gulag y los campos de concentración. Las promesas de la modernidad se volvieron su contrario. La razón tras la impugnación posmoderna debe entenderse como razón contingente, plural y compleja, ante la imposibilidad de crear una verdad absoluta, el pensamiento “débil” se irá por el relativismo gnoseológico, lo fragmentario, lo efímero y las pequeñas narraciones. La razón postmoderna tiene una obsesión epistemológica por lo fragmentario, por el micro relato, en ese sentido su cometido es des-totalizar el mundo, cometido totalmente distinto al de la modernidad, que era totalizar al mundo, con una “razón científica” que era capaz de aprehender la naturaleza y ponerla a los pies del hombre. Para Lyotard tanto para Vattimo los grandes relatos de la modernidad servían para legitimar todo un proyecto político de desarrollo, que siguiendo a Dussel y Wallerstein, iba en sintonía con la temprana Modernidad (1492-1789) y la modernidad madura (1789-1989). Dussel considera que la posmodernidad es crítica de la modernidad pero no critica su eurocentrismo, como Heidegger critica a la ontología occidental pero según Levinas sigue siendo una ontología fundamental que se niega al otro, para Levinas la filosofía primera debe ser ética. (Leer mi artículo La ética como filosofía primera) Similar la critica que hacen los posmodernos, ya que muchos de sus postulados son preocupaciones legitimas sobre los excesos de la racionalidad moderna, racionalidad que ha llevado a la “sociedad de masas” a un callejón sin salida. Todo esto coincide con la caída de los dos grandes sistemas totalitarios que bebieron de las grandes utopías de la modernidad, el fascismo y el comunismo; ese interés mesiánico de liberar al hombre de “todas las esclavitudes históricas y de la materia” de la utopía liberadora se pasó a la sociedad distópica y monstruosa, negativa, antidemocrática y violadora de los derechos fundamentales del individuo.
Para Dussel las críticas de la posmodernidad se quedan en lo puramente teorético, sin embargo, para Dussel la transmodernidad se escribe desde los dominados, desde los pobres y excluidos, en ese sentido la propuesta es una crítica de la modernidad que vaya mas allá del mundo y del Ser de la modernidad que es dominación por antonomasia. La transmodernidad se ponte ante la modernidad como un opción que superará pero al mismo tiempo contendrá lo positivo que tiene la modernidad y la posmodernidad, contiene de forma analéctica y dialógica ambas posturas, ambas criticas. Ante la postura homogeneizante de la globalización, una globalización que al igual que la modernidad es excluyente y destructora, se pretende una modernidad que ayude a perpetuar la unidad de las culturas. La transmodernidad no es una negación total de la modernidad, Dussel reconoce a la modernidad todo lo positivo de este movimiento y etapa histórica, el contenido emancipatorio, la irrupción de la subjetividad, la emergencia de la democracia ante el absolutismo, la consideración positiva del ser humano como ente trasformador y ejecutor de su propio destino. La trans-modernidad propuesta por Dussel es un movimiento complejo, Analéctico, hibrido, pos-colonial, plural, democrático, inclusivo y tolerante. La trans-modernidad al ser un movimiento que se origina fuera de la modernidad europea, le posibilita hacer otra valoración de la modernidad mas compleja, a diferencia de la posmodernidad, significa a darle importancia a lo que fue negado por la modernidad, a lo que nunca fue incluido, en ese sentido la modernidad fue un proceso de asimilación-negación, la trans-modernidad se propone negar, pero asimilando de forma analéctica los logros de la modernidad, como bien asevera Habermas, no se puede tirar por la borda todo lo positivo que tiene la modernidad, en ese sentido la postura de Habermas es equilibrada y en muchos caso se siente el filosofo alemán en “ El Discurso filosófico de la modernidad” más moderno que posmoderno.
Es importante darle seguimiento a estos sendos debates que se dan en muchos países de América Latina, sobre todo a los debate que ha tenido Dussel con otras éticas de países desarrollados, como la “Ética del discurso” y otras éticas preocupadas por la vida. Ante el ataque que la vida misma está teniendo en la globalización neoliberal, la ética de la liberación de Enrique Dussel es una propuesta teórica y práctica desde los pobres, desde los que sufren. En ese sentido si el máximo mandato de la vida es vivir, el máximo mandato de la ética, es la justicia. Para terminar nuestro breve escrito sobre estos dos movimientos, se puede sinterizar que ambos movimientos tienen como cometido librar al hombre de ciertos males, pero la ética de la liberación tiene un panorama ontológico e histórico mucho más profundo, por el simple hecho de situarse en el cuerpo de los oprimidos.