Hace poco logré ver la aclamada serie de Netflix «La casa de papel», donde varios personajes ficticios elaboraron un majestuoso plan para asaltar la Casa de La Moneda de España, logrando adquirir mil millones de euros y en su última temporada, este grupo del cual muchos nos hemos encariñado, se encuentran en una situación más complicada con escenas que nos pusieron al borde del sillón.
En la primera temporada conocemos a un personaje cuyo nombre de atracador es «Denver» y durante el primer atraco logra crear un vínculo amoroso con Mónica Gaztambide, una de las rehenes de la Casa de La Moneda y secretaria-amante del Director de dicha institución. A lo largo de la historia, se le acusa a Mónica de sufrir del síndrome de Estocolmo, al ver en Denver (el agresor) una posible pareja amorosa y futuro padre de su hijo no nacido.
No continuaré dando detalles de esta trama, porqué este artículo quiere dar a conocer de una realidad que vivimos como país y no es una serie ficticia de Netflix. Lo que deseo resaltar es esta enfermedad psicológica donde la persona que está siendo capturada crea un grado de empatía con el agresor.
La famosa enciclopedia Británica define al Síndrome de Estocolmo como una respuesta psicológica en la que un cautivo comienza a identificarse estrechamente con sus captores, así como con su agenda y demandas. El nombre del síndrome se deriva de un robo bancario fallido en Estocolmo, Suecia . En agosto de 1973, cuatro empleados de Sveriges Kreditbank fueron rehenes en la bóveda del banco durante seis días. Durante el enfrentamiento, se desarrolló un vínculo aparentemente incongruente entre cautivo y captor. Un rehén, durante una llamada telefónica con el primer ministro sueco Olof Palme, declaró que confiaba plenamente en sus captores, pero temía morir en un asalto policial al edificio.
Es ahí donde entra nuestro tema. En los últimos días hemos sido bombardeados en todos los medios de comunicación sobre la acusación que presentó la fiscalía del distrito sur de la ciudad de Nueva York contra el dictador Juan Orlando Hernández, donde detalla el uso ilegal de un millón quinientos mil dólares provenientes del narcotráfico, para financiar su campaña electoral en el año 2013. Esta acción provocó que toda la oposición al oficialismo, retornara a las calles para exigir su renuncia y encarcelamiento. Varios sectores de la sociedad hondureña están clamando que Estados Unidos proceda con la extradición del dictador para que se presente ante los tribunales y enfrentar la justicia.
¿Sabrá la población hondureña el papel que juega Estados Unidos en la política de nuestro país?
Por más de cien años el gobierno Estadounidense y sus transnacionales han jugado un papel clave en el desarrollo «democrático» de Honduras, desde las compañías bananeras sobornando y eligiendo sus funcionarios públicos para el cuidado de sus intereses, hasta la instalación de bases militares para el entrenamiento de personal hondureño para desestabilizar las revoluciones populares en El Salvador y Nicaragua. Este accionar tiránico hacia Honduras no puede ser responsabilizado solo al partido político Republicano, el cual ejerce políticas conservadoras y hasta fascistas en el globo terráqueo, pero hay que recordar que el crimen democrático más grande del siglo XXI en Honduras, se ejecutó durante el gobierno del Demócrata Barack Obama, cuando su Secretaria de Estado Hillary Clinton, autorizó el Golpe de Estado el 28 de junio del 2009 contra el Presidente José Manuel Zelaya Rosales, destruyendo toda condición legal y legítima para tener un Estado de derecho.

Las repercusiones de este Golpe a la Democracia, se han visto a lo largo de 10 años. Honduras cuenta con las cifras de pobreza más altas de la región, una delincuencia desatada y un evidente proceso de privatización estatal en todos sus recursos e instituciones, lo cual ha traído crisis descomunales en las áreas de Salud y Educación.
¿Sufrimos del Síndrome de Estocolmo?
La poca organización y falta de formación política de la oposición en Honduras ha llevado a que nuestras esperanzas caigan en la fantasía, de que policías altamente entrenados de la DEA invadan la casa presidencial y logren arrestar al dictador, para luego celebrar en las calles con todo tipo de bebidas alcohólicas.
La esperanza de la mayoría no recae en los agresores que nos han saqueado, violado y asesinado por más de cien años y que autorizan la destrucción territorial de Honduras cada año en las reuniones del Departamento de Estado. Los personajes de la Casa de Papel son vistos como el famoso Robin Hood que robaba a los ricos para darle a los pobres, pero el gobierno norteamericano hace todo lo contrario, le roba al pobre para dárselo al rico. Nuestra esperanza radica en la población hondureña.
Esta semana vimos con júbilo la llegada de la delegación de congresistas de E.E.U.U., organizando movilizaciones con pancartas en inglés exigiendo la salida del dictador. Pero, ¿Que va pasar después? Sale JOH y detrás de él tiene toda una estructura sólida que se ha organizado por más de 10 años, usando todos los recursos estatales para garantizar su continuidad. ¿Quién sigue? ¿Ricardo Álvarez, Mauricio Oliva, Toño Rivera, Tito Asfura?
Honduras se encuentra en un momento histórico para atacar desde la raíz el sistema opresor que nos mantiene en la precariedad. Este viernes varios sectores estudiantiles presentaron una solicitud al Rector Interino Francisco Herrera, para que la UNAH retome su rol protagonista en la creación de soluciones académicas para la transformación de la sociedad hondureña basándose en su mandato constitucional en el artículo 160. Esta carta detalla que la UNAH debe organizar un espacio colectivo donde se involucren todos los sectores sociales, políticos y económicos de la nación para acabar con esta crisis desde la raíz y solventar las necesidades de toda la población.
Esta iniciativa ciudadana tiene la capacidad para derrocar desde nuestra soberanía la dictadura asesina del partido nacional sin recurrir a la ayuda de nuestro agresor, pero también entregará a la nación, las estrategias y propuestas para la creación de un nuevo país libre, soberano e independiente. El Estudiantado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, nos ha demostrado por medio de su lucha que la tiranía puede ser derrocada y que al mismo tiempo se trabaja para garantizar una Universidad para el pueblo.
El Movimiento Estudiantil Universitario ha luchado contra todo pronóstico (y sigue luchando) para acabar con la dictadura de Julieta Castellanos, quien fue puesta por la Embajada de Estados Unidos para garantizar el adoctrinamiento institucional y respaldar toda injerencia norteamericana en las políticas estatales de Honduras. Aunque existan pequeños sectores que no le atribuyen al MEU la no continuidad de Julieta, ya que ella cumplió con su periodo. Ese mismo objetivo tuvo la Alianza electoral contra la dictadura (JOH iba terminar su primer mandato) y fueron víctimas del fraude electoral más grande de la historia de Honduras.
¿Cómo logro el Movimiento Estudiantil Universitario su objetivo?
La organización, concientización y formación política de la población estudiantil, logró acarrear una lucha sin precedentes en el campus universitario dando batalla a todos los órganos represores del sistema para garantizar la democratización de la UNAH, el cese a la criminalización de la protesta y la salida de la dictadura de Julieta Castellanos.
El MEU tenía pleno conocimiento que su contrincante no solamente recaía en Rectoría, porque quien jalaba los hilos tenía su sede en el Blvd. Los Próceres (Embajada) y era ahí donde todas las acciones eran dirigidas. Es por eso que en Julio del 2017, el estudiantado elaboró una iniciativa de ley para cumplir con sus objetivos. Fue en este momento donde la lucha de calle se complementó con la lucha estratégica. Fue tanta la presión que derivó esta iniciativa de ley a la opinión pública junto a la toma de las instalaciones universitaria y las movilizaciones de calle, que el estudiantado pudo hacerle ver a la embajada, que si no se alejan de la Universidad, este problema universitario iba a convertirse en un problema nacional ya que las elecciones nacionales estaban a solo 4 meses de celebrarse.
¿Qué podemos aprender del Movimiento Estudiantil Universitario?
Que al contrincante no se le pide, se le ordena con luchas estratégicas y movilizaciones constantes que logren demostrar la fuerza de todo un sector. El movimiento estudiantil logró unir a todos los sectores de la población estudiantil y con toda esta fuerza luchó para derrocar una tiranía. La oposición hondureña tiene una tarea pendiente, unir todas las agendas de lucha y espacios organizativos para hacerle frente a la dictadura. En este momento se está organizado un Encuentro Nacional de la toda la sociedad hondureña, es en este espacio donde la lucha de calle se puede fortalecer con estrategias adecuadas para solventar estas crisis de país, pero al mismo tiempo podemos decirle a la Embajada GREEN GO HOME, YA QUE SOLO EL PUEBLO PUEDE SALVAR AL PUEBLO.