Adela Cortina ha renovado la ética kantiana, con el desarrollo de la ética discursiva y la acción comunicativa de Apel Habermas la filósofa española ha adoptado la transformación de la “ética del discurso” en una ética de la razón cordial que hace referencia profunda a los grandes valores de occidente como los sentimientos, las virtudes y la justicia. Tal como argumental Victoria Camps la ética es la rama de la filosofía que se encarga del estudio de la felicidad, del bien y el mal, de la justicia. De tal como que para que el bien y la justicia prevalezca en un sistema político la ética debe predominar radicalmente, ya sea en un proyecto de democracia representativa donde la justicia es distorsionada por la presencia aplastante de las élites, también en un proyecto teórico-práctico de democracia participativa tal como lo pregonaran C.B Mapherson y Carole Pateman, y en un proyecto de democracia radical agonística, tal como argumenta Chantal Mouffe, Claude Lefort, Cornelius Castoriadis y Adela Cortina sin olvidar los postulados de Jurgen Habermas y la democracia deliberativa.
En la historia de los sistemas políticos uno de los grandes anhelos de la humanidad y la construcción de ciudadanía es que la política se conduzca por las sendas de la ética, como podemos ver en nuestro país Honduras y las mayorías de las democracias tremendamente defectuosas de América Latina y Centro América la ética y la política caminan por sendas distintas, sino fuese así nuestras democracias insipientes tuvieran estándares muy altos. Uno de los grandes enemigo de la democracia es la corrupción y la falta de ética de los funcionarios públicos y los sistemas políticos tienden a colapsar tal como lo dijera el historiador y politólogo Tzvetan Todorov en su libro “Los enemigos íntimos de la democracia”. Los “demócratas y republicanos se jactan de ser los más grandes y profundos “demócratas” de occidente, pero en la práctica son los que socaban y defienden las más aberrantes injusticias del sistema.
Las teorías democráticas en el siglo XX desde Josep Schumpeter se han preocupado por crear sistemas político de tipo procedimental, el procedimiento es el sustento primordial de la maquinaria democrática, a través de los partidos políticos, la democracia en su afán de cuidarse del totalitarismo convirtió al mejor sistema políticos creado hasta ahora en un caparazón vacío, digo esto porque el socialismo realmente existente fue el proyecto producto de revoluciones que era el encargado de demostrar la superioridad ante el capitalismo y la democracia liberal. Pero como lo demuestra la experiencia histórica del siglo XX la revolución bolchevique y ulterior no supieron fusionar democracia y socialismo, tal cosa la había denunciado Rosa Luxemburgo de forma muy temprana y muchos teóricos, socialistas libertarios, anarquistas y el trotskismo; pero el trotskismo con una visión superficial y extraviada del proceso de capitalismo de Estado del proceso soviético. Castoriadis llamó a este experimento que ya desde sus inicios contenía muchos elementos de totalitarismo “capitalismo burocrático totalitario” ya que la susodicha democracia obrera había desaparecido desde casi el inicio de la revolución y el partido había instaurado su régimen de terror, y esto ya está demostrado en mucha documentación de la época y actual.
La democracia liberal y su individualismo posesivo creó individuos atomizados incapaces de ser seres que coadyuven a crear una cultura democrática, una cultura de solidaridad y justicia comunitaria, en ese sentido la ontología del liberalismo era la creación de una sociedad muerta, tal como dijera Marcuse, de un hombre unidimensional, castrado y mutilado. La democracia según Alain Touraine debe de ser una democracia de deliberación, no solamente un procedimiento electoral donde se compite por el poder político para saber quien representará a las grandes mayorías y las minorías. El trabajo de la democracia a diferencia del totalitarismo es amortiguar el conflicto social, dándole más participación a los movimientos sociales, ya que estos y a través de estos las democracias se configuran y se crean resortes de poder ciudadano y logran modificar el escenario para una posible radicalización de la democracia, profundizando los mecanismos simbólicos de la democracia que acuerpa a la mayoría de la comunidad, en ese sentido la comunidad de los pobres tendrá mayor posibilidad de representación y de liberación de las esclavitudes del sistema hegemónico tal como lo argumenta la ética de la liberación del profesor Dussel: el propósito ontológico de la democracia es alcanzar la mayor felicidad de la comunidad de los oprimidos por el sistema, históricamente a través de la justicia y una praxis de liberación con objetivos específicos. La ética tiene como fundamento el problema político y filosófico de la verdad; la comunidad debe resolver y sustentar su existencia societal a través de la verdad ya que a través de ella se logrará la protección de la libertad en lo colectivo y en lo individual.
La democracia necesita alimentarse de la verdad, la verdad como epísteme liberadora y reveladora; en ese sentido existe ética sin democracia pero no democracia sin ética, y al mismo tiempo no existe democracia y verdad. “La democracia es el proyecto político que intenta hacer efectivas la igualdad y la libertad. El origen etimológico de la palabra democracia (demos: pueblo, kratos: poder) expresa completamente su significado. La democracia es el poder del pueblo, es decir, aquella forma de gobernar en la cual es el pueblo quien gobierna. Pero, desde la antigüedad, también significa algo más, la democracia es el régimen de la libertad y de la igualdad de derechos entre los ciudadanos. Es decir, un régimen político donde gobierna el pueblo pero no identificable con la dictadura de la mayoría, porque es el gobierno de la autolimitación, en el cual el ejercicio del poder debe respetar las libertades de todos, en el cual se contemplan tanto los derechos de las mayorías como los de las minorías” (Castoriadis, Los dominios del hombre, 1988, p.141) La radicalización de la democracia ha estado latente ahí , incluso desde el surgimiento de la democracia en la Grecia, en Atenas de Pericles y luego su resurgimiento en la Roma imperial, para luego resurgir como democracia de los modernos según Norberto Bobbio con las revoluciones burguesas; si, dialéctica entre representación y profundización de la democracia fue un imperativo kantiano de muchos pensadores que piensan que la democracia es una cascara vacía, es algo fatuo, cuasi inútil, con una profunda impronta inhumana sino se profundiza y radicaliza. En estos tiempos donde la palabra radical está muy mal vista, pero que en términos marxianos significa ir a las cosas mismas como diría Marx y luego Husserl, solamente que Marx hablaba de la toma del poder y Husserl de la esencia de la cosa en sí. La democracia al igual que la epojé husserliana van a la cosa misma, ya que su cometido es resolver el conflicto societal del hombre, a pesar de Max Weber que argumentaba que las tendencias burocráticas de la racionalidad capitalista y su proclividad a la banalidad del mal (H. Arendt), iban a impedir toda posibilidad de desarrollar la igualdad y la libertad en los sistemas políticos. Castoriadis pensaba que la democracia es la única isonomía, la única capaz de liberar al hombre de las esclavitudes socio-políticas o en un sentido antropo-bio-político como aseveró Edgar Morin desde el pensamiento complejo; la isonomía es la única igualdad, la democracia representativa no es democracia, o democracia a medias, a secas, moribunda, en este sentido la verdad y la ética de la democracia formal es que estas están encaminadas a minar y entorpecer el desarrollo integral de los ciudadanos. Cuando hablamos siempre de la radicalización de la democracia siempre aparece el fantasma de las oligarquías o poliarquías según Robert Dahl, la ley de hierro de Robert Michels y ulteriormente Mosca y Pareto son los argumentos inevitables de las derechas cavernarias para justificar las democracias oligárquicas con sus partidos políticos cada vez mas oligárquicos y poco democráticos que cooperan en la creación de un modelo político menos democrático de lo posible y mas burocrático de los deseable. Sin ética somos como bestias sueltas, la racionalidad de occidente se jacta de su democracia y sus instituciones políticas, pero muchas veces la inmoralidad y la obscenidad son el ABC de la vida cotidiana de miles de trabajadores y ciudadanos que simplemente son excluidos del sistema, no se sienten parte ya que solo son utilizados para el voto cada 4 o 6 años, esto vale tanto para la derecha como la izquierda electorera, que en nuestro caso en Honduras confía de forma brutal en las urna más que en los movimientos sociales como agentes de cambio. Los movimientos sociales que son políticos por antonomasia y radicalmente democratizadores son los llamados a cambiar los escenarios socio-políticos. La democracia es el único régimen capaz de organizar una sociedad libre y compleja. Los demócratas son, esencialmente, individuos que creen que un conjunto de ciudadanos libres decidiendo y deliberando sobre la cosa pública son más eficientes y menos egoístas que una élite de burócratas y oligarcas. El bien común es la utopía absoluta, por ende la utopía absoluta es la persona buena, a través de la justicia.
Bibliografía Touraine, Alain, Que es la democracia, México, FCE, 2014 Cortina, Adela, Ética aplicada y democracia radical, Madrid, Tecnos, 2008. Castoriadis, Cornelius, en Los dominios del hombre, Madrid, Gedisa, 1988. Duverger, Maurice, Sociología política, Madrid, Ariel, 1978.