Por Carlos Osorio Discua, estudiante de la facultad de Ciencias Jurídicas, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
LA POLÍTICA:
El ser humano, en lo más intrínseco de nuestra naturaleza, es un ser social que depende del entorno en el que nace, de las condiciones que determinan su consciencia a través de las experiencias sus actos, experiencias de vida, y pasado histórico, tiene la capacidad para adaptarse a este duro proceso de construcción colectiva al que llamamos sociedad.
La política como ciencia fundamental para el estudio de las relaciones entre los individuos desde una perspectiva de poder, así como su amplia esfera de objeto de estudio y aplicación, nos explica principalmente aquellos conceptos éticos que nacen desde las distintas necesidades colectivas de una sociedad, de la misma manera en que se centra en el estudio del poder y todas sus escalas, desde las relaciones de poder explícitamente contempladas en la primera institución política conocida por la sociedad, a la cual llamamos familia, el primer eslabón a estudiar, para comprender las relaciones de poder y los intereses tanto individuales como colectivos que radican en esta primera institución política, donde tenemos por primera vez la capacidad de contemplar de forma denotada las primeras relaciones de poder de nuestra vida, reglas, beneficios, y posiciones ya sean de esclavitud o dominación, es aquí donde las relaciones de poder se encuentran marcadas fuertemente. Es así que podemos contemplar la primera fase de lo que será nuestra vida en sociedad.
El poder no conoce modelo político, económico, o social, se ejerce de manera jerárquica, horizontalmente, y en su más básico ejercicio, desde arriba hacia abajo, quien tenga una mejor posición de poder, hará cumplir su voluntad mediante quien tenga mayor grado de sometimiento a la voluntad de otra u otras personas. Y es que si desde mi perspectiva personal, pudiese definir el concepto más básico de poder, lo podría resumir en dos cosas; la primera es el ejercicio completo de la voluntad mediante el uso legítimo o ilegítimo de la fuerza; y la segunda es la reacción resultante del ejercicio de una voluntad, el cual tiene cumplimiento a través de nuestro rol de poder, y según nuestra necesidad y condiciones, podemos ser afectados o beneficiados por ese ejercicio, ya sea mediante sometimiento, o mediante la esclavitud.
El poder, para ser poder, debe de poseer una voluntad que cumplir, de la misma manera que una voluntad que someter, esto podríamos resumirlo, diciendo que dentro de los roles de poder solo existirán dos sujetos que serán protagonistas de lo expuesto anteriormente; el primero es el sujeto activo que es quien desea cumplir su voluntad, el segundo sujeto pasivo que es sobre quien recae la fuerza legítima o ilegítima que hará cumplir la voluntad del primero sometiendo al segundo.
En nuestro contexto atrasado, la mayoría de hondureños y hondureñas desconocemos totalmente las dimensiones de la política, puesto que nuestro modelo de democracia, el cual está inspirado fundamentalmente en la perspectiva criolla, basada en las teorías de la liberación, y cuyos promotores fueron los liberales aristócratas de la revolución francesa, de quienes los criollos adoptaron las principales ideas y modelo de democracia para la construcción de un Estado Republicano.
Este fallido modelo, es solamente el resultado de más de cinco siglos de sometimiento de los sectores oprimidos, y que como resultado traen consigo la formación de anticuerpos muy peligrosos para retrasar los procesos de liberación y construcción de nuevos sujetos políticos.
El resultado de todo ese pasado histórico que no logramos contemplar por razones de nuestra educación alienadora que solo responde a la lógica del mercado capitalista, generando más esclavos que luego serán la mano de obra barata que responderá a la lógica acomodada y consumista del sistema capital, donde la satisfacción de las necesidades materiales, es la cúspide de toda realización ya sea personal, académica, laboral o política, y es bajo el contexto de esa educación colonial, que terminamos desconociendo la realidad política de nuestra historia.
Esto genera controversias, paralelismos y sobre todo paradigmas que al final no alimentan verdaderamente el debate o la construcción académica para la concepción de un nuevo sujeto político, es esa es nuestra responsabilidad social más grande como sujetos privilegiados con acceso al inmenso mar de información en el que se convierte la internet, para mayor comprensión de lo expuesto, solo hay que enfocarse en nuestro entorno diario, y ver a cada una de las personas que nos rodean, con la simple acción de hablar sobre política nos podemos dar cuenta, que única y exclusivamente comprenden por política, todos los temas vinculados a cuestiones partidarias, y al ejercicio del Poder Estatal, así como los deberes ciudadanos que nos hacen en una democracia, ignorando por completo todo el inmenso mar de relaciones de poder que tiene por objeto de estudio la ciencia política, esos anticuerpos tan peligrosos para la transformación de nuestra realidad, se hacen llamar apolíticos, producto de la ignorancia, y la desconfianza hacia el Estado, los Partidos Políticos y de manera generalizada, la política, puesto que en razón de nuestra naturaleza social no se puede concebir un ser apolítico, y el motivo principal es el simple hecho de vivir en sociedad.
Los apolíticos toman el rol exclusivo de inhibidores del desarrollo ciudadano y político, de la misma manera en que son resultado, de la falta del ejercicio político en la vida cotidiana, que, debido a su nula capacidad de discernimiento social, no terminan de comprender las relaciones de poder que se gestan en su vida diaria, así como también son producto de la desinformación, las malas prácticas relaciones políticas, y una educación alienadora que solo genera esclavos sumisos sin capacidad de cuestionamiento, es ahí donde radica uno de nuestros mayores comprometidos ciudadanos como agentes de cambio, y el punto de partida nace en la democratización del conocimiento y se culmina en la participación activa de nuevos sujetos en la labor política, cosa que exclusivamente hoy por hoy, solo responde a los intereses de la burguesía porque el obrero, el campesino, el ciudadano común y corriente que vive sometido en deudas bancarias y que lucha diariamente contra la pobreza, no puede pensar en vincularse a la labor política por el afán de estar enfocado en llevar sustento a su hogar, contrario de las familias burguesas que nos han gobernado históricamente desde tiempos de la colonia, donde el burgués tiene los medios económicos y el tiempo completo para participar activamente en la labor política mientras otros ciudadanos cumplen con el trabajo que le corresponde, y el trabajador lucha por sobrevivir, por tanto no tiene la capacidad ni el tiempo para lograr vincularse en la política.
Es por ello que también es imprescindible transformar nuestro modelo de democracia, por uno más incluyente, para que las ideas, el debate y la academia, tengan la supremacía por encima del Poder Económico que tanto daño le ha hecho a las patrias de América Latina.
LO POLÍTICO:
En la sociedad contemporánea la política ha sido visto históricamente como un tabú, que representa a cabalidad nuestro desprendimiento sobre la realidad social que nos rige a lo largo y ancho de todas las esferas que enmarca un legítimo Estado de Derecho, lo antes mencionado resulta una oscura verdad producto de nuestro modelo sociopolítico orientado a la acumulación de capital para las grandes cúpulas económicas que rigen y gobiernan dentro de un Estado secuestrado por el modelo neoliberal, idea alimentada fuertemente por la desesperanza, la corrupción y la falta de compromiso ciudadano por forjar nuevos y nuevos sujetos políticos que se comprometan con la generación real de un cambio.
Lo político se ha ido desmarcando fuertemente de nuestra realidad para darle paso a la procrastinación, las redes sociales y la monotonía de buscar distraernos un poco de la situación actual que atravesamos como sociedad, en la cual las condiciones han ido tomando un rumbo inhumano, que solo nos ha despojado de nuestra identidad política, de esta forma se ha vuelto una tarea difícil y constante lograr dimensionar lo político dentro de la realidad a la que nos han sometido las grandes elites del Poder.
Esa desorientada percepción que tenemos de la política enmarcándola exclusivamente en el ejercicio y deberes de la política partidaria, todo con el fin de seguir beneficiando al capital económico, dejando de lado el capital humano, y de esa forma materializar la fuerza de trabajo para luego cosificar al individuo, quien solo se convierte en un recurso, sostenible, intercambiable, y sobre todo reemplazable, de esta manera es que se normaliza la explotación y se convierte en el diario vivir, despertando un sentido de individualismo por encima de las necesidades colectivas.
Todo esto dentro de un Estado fallido sometido a los intereses de las grandes potencias mundiales, quienes solo nos utilizan para extraer nuestros propios recursos y dejarnos las migajas de la riqueza nacional, tal y como España, nos despojó del oro y de nuestra identidad, así lo ha hecho el modelo neoliberal que solo nos somete a las disposiciones del capitalismo en un mundo globalizado que cada día pierde más y más, su humanidad. Lo político es una responsabilidad colectiva en la que estamos involucrados todas y todos los empeñados en transformar nuestra realidad para cambiar las condiciones de vida actuales a las que nos han sometido los gobiernos que solo gobiernan para las élites del poder.
LOS POLÍTICOS:
El simple hecho de vivir en sociedad, y tener uso del raciocinio, nos convierte en seres políticos por naturaleza, la idea de creer exclusivamente que políticos solo son aquellos personas vinculadas fuertemente a la labor partidaria, es caer en un reduccionismo propio de un sistema que nos desea sumisos, alienados y sometidos, atrapados en una realidad distopica que no nos representa, pues los sueños de nuestro pueblo, no caben en las urnas, pero nuestro deber ciudadano es manifestar nuestra voluntad a través de la vía democrática.
Los políticos somos todos y todas aquellos quienes, en el afán de transformar nuestra realidad, cuestionamos fuertemente el poder y a quienes lo ostentan, el cual puede ser político, económico, o popular. Desde el momento en que nos organizamos para realizar cualquier tipo de actividad social, que conlleve el cumplimiento de una voluntad o la materialización de una idea o un ideal en específico, damos paso al ser social y nos inunda nuestra naturaleza política.
En Honduras, los políticos tradicionales, históricamente han sido lo peor que le ha podido pasar a nuestro Estado, entiéndase por tradicional, todo aquel eslabón que responde de manera exclusiva a la lógica de democracia burguesa que nos rige, como resultado, terminan siendo absorbidos por esa nefasta realidad, y adquiriendo los vicios del Poder, en ocasiones, reproduciendo fuertemente todo lo que en algún momento fue cuestionado por ellos mismos.
Para que exista un nuevo sujeto político es preciso cambiar nuestro modelo de democracia, y dejar atrás lo viejo para darle paso a las nuevas ideas, a los nuevos planteamientos, y con esto, a nuevas formas del ejercicio político, pero para ello, debemos erradicar ese estigma que se han encargado de poner en la política, los políticos tradiciones, así como también lograr politizar a todos y todas los involucrados en el proceso de recuperación de la matria.
LA APUESTA:
Actualmente Honduras atraviesa una crisis institucional y política sin precedentes en su historia, resultado de la ruptura de orden constitucional en 2009, mediante el Golpe de Estado gestado al presidente José Manuel Zelaya Rosales, y la imposición de un gobierno dictatorial avalado por la comunidad internacional, presidido por El Partido Nacional, los grupos económicos, y las Fuerzas Armadas, mediante la figura de Juan Orlando Hernández Alvarado. Esta imposición dictatorial, avalada por las elites del Poder, y la comunidad internacional en Honduras, solo ha complicado aún más, nuestras inhumanas condiciones de vida, y las crisis acumuladas a lo largo de la historia.
En este momento de realidad nacional, en el que nos urge el rescate del Estado y la refundación de la Patria, es necesario colocar en primera instancia las necesidades reales de toda la hondureñidad, para subsanar el retroceso que nos ha traído la corrupción, la mala administración del Estado, el pésimo manejo de la pandemia, así como la ineptitud de los ilegítimos gobernantes en la contención de los desastres naturales, resultantes de la contaminación que el capitalismo caníbal e inhumano le ha producido al mundo.
Lejos de un factor ideológico, nos urge la construcción legitima y real de un verdadero pacto social que siente las bases para juntos poder construir un nuevo Estado, más humano, más real, pero sobre todo más creíble y soberano, para esa ardua tarea es precisa concientizar a toda la población de nuestra responsabilidad patriótica y cívica, politizando lo despolitizado a lo largo de 100 años de reinado bipartidista donde el feudalismo solo ha transmutado en un modelo neoliberal que ya no se rige exclusivamente por la violencia, sino que también utiliza la vía jurídica para legitimar su nefasto accionar.
De cara al proceso electoral del 2021, tenemos que aprender de nuestros errores, y no apostarle a un candidato, o candidata, contrario, apostarle a un proyecto político y social que nos devuelva la estabilidad en todas las esferas que rigen a la sociedad hondureña, de la misma forma, nunca claudicar en la organización constante del pueblo, y su manifestación en las calles para presionar a quienes ostentan las armas, la violencia legítima del Estado, y el Poder Económico y Político del país.
Nos urge un verdadero cambio, el cual solo es posible con la responsabilidad de todos y todas las hondureñas, ese es el verdadero deber patriótico que debe primar para transformar nuestra sociedad, de lo contrario, estamos condenados a desaparecer como país antes de 2050, y todo por la prostitución de nuestra soberanía, el saqueo de los recursos y la corrupción.
Necesitamos nuevos sujetos políticos, y nuevos políticos con formas diferentes de hacer política, politizar lo despolitizado es deber de todos y todas.
Vendrá el mañana libre, vendrá la democracia.